La primavera de Adele. Agnela Carola Maticorena

En una noche calurosa de Octubre, me encontraba sola sentada en medio del salón, yo y mis pensamientos
sobre la primavera. En el colegio la profesora nos narra sobre ella como una protagonista de cuento, hermosa
y llena de color, con miles de aromas deliciosos que anuncian su llegada. Debo tener poco olfato porque nunca
he olido su llegada, tal vez sea el perfume de mi profesora, el olor más dulce que he respirado.

En clase hay pinturas tituladas Primavera, y en ella se ve un cielo celeste, un sol radiando luz con cara sonriente,
le sonrie a un prado verde lleno de flores de miles de colores, y árboles verdes dando de fruto unas manzamas.
Todo eso era maravilloso, pero ¿era real?, sí que lo era, pues la profesora cada curso, el 21 de Octubre traía un
ramo de flores de flores de colores a clase, y olían a ella.

Me levanté a la mañana siguiente, al salir de casa vi la avenida llena de gente y coches, vestidos de diversos
colores, rojo, azul, amarillo, rosa … ¡Era un prado!, y olía a humo de coches y a batidos de frutas. Al llegar a
clase sentí que venía mi primavera perpetua, y le pregunté: – “Profesora, ¿es hoy primavera?”, y con un ramo
de flores en las manos me repondió: -“hoy, mañana, y todos los días que veas color en tu vida.”

Me llamo Adele, tengo once años, vivo en Perú y hoy es primavera.

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