EL TIEMPO AL REVÉS Aitor Alonso del Pino

EL TIEMPO AL REVÉS

Sonó el timbre. Los niños canosos, con ligera calvicie y algunas arrugas, entraban a clase lentamente. Los más jóvenes llevaban alguna que otra garrota, incluso Sara, la más pequeña, llevaba un taca-taca.

Jorge se sentó en su sitio igual que todos los días. Iba vestido como siempre con su camisa blanca por dentro de un pantalón de tela negro amarrado a un cinturón de cuero a la altura del ombligo. El profesor de Sociales entró enérgicamente a clase, con su pelo en punta, chaqueta vaquera y pantalones tejanos. La clase fue muy entretenida.

Por fin, acabó el día de instituto y antes de ir a su casa Jorge fue al bar con sus amigos a discutir sobre política y beberse un chato de vino tinto.

Al entrar en su casa, su madre lo atropelló con los patines, mientras su padre jugaba a la consola. Sus padres vestían con zapatillas, pantalones caídos y camisetas de colores vivos, el pelo alborotado. Vio a su hermana haciendo ganchillo.

Más tarde fueron a visitar a la abuela. Jorge sufría al verla tan mayor, cada vez ocupaba menos, no se podía mantener en pie, los dientes se le estaban metiendo para dentro y estaba perdiendo la capacidad de hablar.

Por la noche, ya acostados sus padres, se tomó su pastillas par la tensión, el colesterol y la memoria.

Antes de dormirse pensó: – ¡Qué bella es la juventud!

AITOR ALONSO DEL PINO

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